¿PORQUÉ SE DEVALUAN LAS MARCAS?

El tiempo pasa y al igual que las personas, las marcas se tienen que renovar, se tienen que reinventar. O de lo contario la competencia, junto al desarrollo de nuevas tecnologías se pueden adueñar del mercado de la noche a la mañana. 

En este sentido, ¿te acuerdas de Viana? ¿Jugueterías Ensueño? ¿De mueblerías Dico? ¿O la marca Ideas en Interior? ¿Y de un sinfín de marcas que desaparecieron con el paso de los años? El común denominador de estas marcas es que desaparecieron ante el embate de nuevas tecnologías de la información, nuevos sistemas de ventas, mejores precios o la utilización de estrategias más agresivas en gestión de marca (la más común).

La pérdida de estas marcas, se encuentra detrás de estos y otros muchos ejemplos, en los que ni siquiera su impacto de marca y experiencia remontaron nuevas coyunturas. Entonces hablamos que el valor de una marca  depende de la adaptación a un entorno en constante transformación.

En este sentido práctico siempre surge la pregunta ¿Cómo se puede mantener la vigencia de nuestra marca?, ¿Cómo asegurar que nuestra marca sigue siendo aceptada en un mercado cada vez más competitivo?

La respuesta está en la innovación. Entendida como un modelo de operación empresarial, es decir, el fondo y la forma en que van a manejar el negocio, desde el punto de vista financiero, fiscal, de ventas, publicidad, mercadotecnia y procesos regulatorios del gobierno. El objetivo es que el valor agregado de los productos y servicios sea capaz de transformarse de forma rítmica en el mercado.

De ignorar estos preceptos, con el paso de los años los números que arroje diariamente el negocio reflejaran la desaceleración de las ventas y en consecuencia la marca perderá su valor.

El problema radica en que hemos habituado al público meta a un continuo cambio, sobre todo por parte de la cultura del consumidor. Y llega un momento en que esta necesidad de renovación se transforma en un conglomerado de errores de planificación y ejecución.

Esta presión lleva a muchas empresas a fundamentar su innovación en argumentos muy vagos, como por ejemplo, recurrir a la formula “mágica” de bajar precios o poner promociones en tiempos donde no tienen cabida. En consecuencia, ese impulso “innovador” puede llevarlos a perder la esencia del negocio, el motivo principal por el cual fue creado, dejando espacio a las ocurrencias, en lugar de generar estrategias basadas en ordenamientos meramente profesionales (por ejemplo la aplicación de estrategias publicitarias).

Para que tu marca genere valor día con día, siempre tienes que tener presente el estudio del público meta y la  evolución de los nuevos modelos de consumo. Es decir, tienes que analizar y evaluar posteriormente cómo se comportan los hábitos de consumo de tu público meta. Esto es con el objetivo de poder delinear las estrategias a seguir.

 

Recuerda que tu marca es el principal activo de tu negocio y por ende tienes que cuidar su sano desarrollo desde el punto de vista comercial y legal (registro de marca), para que siempre se impulse  y se pueda reinventar en los diferentes ciclos de tiempo. 

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